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Friday, 23 November 2018

ROSARIO DE SANACION (Martes y Viernes)



PLEGARIA

Querido hermano que sufres a causa de tu enfermedad, o por la enfermedad de un ser querido, o que quizás estas afligido y preocupado por alguna herida en tu corazón. o que oras para unirte a Jesús y a María e interceder por el mundo entero.

Te invito a que nos unamos para pedir a Dios, por mediación de la virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, para que recibas en tu vida la acción del Espíritu Santo, que con su amor por ti y su poder, quiere sanar todas tus dolencias.

Digno eres de eterna adoración y gloria, alabanzas al Padre Celestial por este medio de oración que nos has dado para dirigirnos a Ti, de lo cual ahora doy testimonio, humildemente te suplicamos que nuestro propósito no solo sea el hacerlo únicamente para que nos alivies en las necesidades que padecemos, sino también, el de pedirte que nos concedas la gracia de hacer tu voluntad y observar una vida acorde con las enseñanzas de tu bien amado hijo Jesús, Nuestro Señor, que contigo vive y reina en unión del Espíritu santo. Amén

Gracias Dios mío!

Se hace la señal de la cruz.

SEÑAL DE LA CRUZ:

+ Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

Señor abre mis labios, y mi boca proclamara tu alabanza.

Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mi ante Dios, Nuestro Señor.

Pidiendo perdón y perdonando.

Hoy señor nuevamente te pido perdón, no solo por mis pecados, sino también por los de toda la humanidad. Yo también quiero renovar mi perdón. y te pido la gracia necesaria. Me perdono a mi mismo por todos los errores del pasado remoto y del pasado próximo. Perdono a todos aquellos que de algún modo me ofendieron o hirieron, perdono las circunstancias de la vida, en las cuales te culpé o responsabilicé.

Líbranos señor de todo rencor y danos tu perdón. Dame tu paz y tu gracia y ellas me alcanzan. Que así sea.

Ven Espíritu Santo Ven, , Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía,  Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la tierra.

¡Oh! Dios que has iluminado los corazones de tus hijos, con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus aspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro señor. Amen.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima Sangre, escóndeme en tus Santas Llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Ángeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

 Por el poder de tus Santas Llagas, libérame y sáname, señor.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

                             
                   MISTERIOS DE DOLOR

Espíritu Divino, Espíritu Santo que eres el que ora en nosotros, Espíritu de Jesús, te pedimos que Tú mismo ilumines y guíes la meditación de estos misterios y unjas las palabras y des poder a la oración para que sean sanadas nuestras vidas.

Jesús, que especialmente seamos sanados espiritualmente de todo aquello que es pecado, que nos lleva a la ruina espiritual. Jesús, danos un arrepentimiento sincero de nuestros pecados para que podamos contemplar Tus Misterios de Dolor unidos a la Virgen Dolorosa.

Pero a un dolor que es Redentor, a uno que trae la Gloria de la Resurrección. Por eso, quita en este momento, Jesús todo obstáculo, cansancio, tentación, hazte cargo de mi sueño, de cualquier preocupación para que podamos dedicar en este momento, Jesús, esta oración de contemplación para honrar y dar Gloria al Padre y para nuestra santificación.

PRIMER MISTERIO DE DOLOR

Jesús ora en Getsemaní hasta sudar gotas de sangre…

Y el oró diciendo: “Padre, si es posible aparta de mi este Cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Y Tú Padre le enviaste un ángel para darle fortaleza y allí Jesús dijiste a Tus discípulos dormidos: “Vigilad y orad para no caer en tentación”. Sigue ocurriendo hoy lo mismo en el mundo, Jesús, Tus discípulos estamos dormidos. Siempre que hay que hacer algo, dejamos la oración para un segundo momento y después no la hacemos. Jesús, queremos pedirte esa gracia de conocer la voluntad amorosa del Padre y aunque nos cueste sacrificio, aunque fuere la muerte, danos la gracia de hacerla con amor.

También queremos pedirte que sean vencidas las tentaciones de cada uno de nosotros por este misterio que contemplamos con María Santísima, Señor ya que místicamente ella estaba unida a Ti. Pues siempre lo ha estado, sobre todo en el momento y misterio de la cruz. Mira ahora Jesús las tentaciones fundamentales de nosotros. Virgen vencedora de todas las batallas de Dios, mira las batallas que estamos perdiendo. Las batallas donde el maligno está ganando, especialmente estas tentaciones que nos hacen caer siempre en los mismos pecados. Y esa tentación de abandonar la oración. Esa tentación de no abrazarnos al misterio de la cruz, a veces buscamos a Dios por el placer que nos causa o por no tener problemas. Queremos buscarlo por amor y seguirlo con ese misterio de la Cruz.

Las personas con mucha facilidad o por ignorancia, conveniencia o maldad rechazamos a quienes padecen alguna enfermedad. Hasta llegamos a pensar que en la medida en que los apartamos de nosotros o que nos alejamos de ellos, somos mejores. El Evangelio de San Marcos, nos presenta la curación de un enfermo de lepra para dar a entender que Jesús no despreciaba a los enfermos sino que los aliviaba.

El enfermo independientemente de la enfermedad que padezca y de las causas de haberla contraído, necesita el amor, la comprensión, y la misericordia de quienes conviven con ellos. Más aún el Evangelio nos enseña que cuando un enfermo se siente acogido y aliviado aunque no sea curado, puede convertirse en mensajero entusiasta de buenas noticias para sus hermanos.

En el primer misterio doloroso, contemplamos la agonía que Jesús experimentó en el huerto de los olivos. Te pedimos Jesús, que así como con la oración venciste a Satanás, que quería hacerte caer en el desanimo, la angustia y la desesperanza, también me des a mí el poder de orar con perseverancia y ser así vencedor.

En este misterio te pedimos la salud para los enfermos de cáncer.

“La oración de fe, salvará al enfermo y el Señor lo levantará” [sant 5,15]

ORACION: Virgen Santísima, tú estás viendo las tentaciones fundamentales que hay en mi vida. Tentaciones que me llevan a desconocer la verdad y a volver la espalda a la voluntad del Señor. Tentaciones que me llevan a escoger el camino fácil, el camino cómodo, pero que me apartan de la voluntad amorosa del Padre.

Pido a la Virgen María que por su intercesión, por esas gotas de sangre que sudó Jesús en Getsemaní, cuando Él estaba cercano a su Pasión y por esa oración que nos enseñó el Padre Nuestro donde nos dijo que le pidiéramos al Padre que no nos deje caer en la tentación y que no ofendamos al Padre que está en el cielo. Concédenos esta gracia, oh, Virgen María por este primer misterio de dolor que acabamos de meditar y es preciso sudar sangre, ayunar, vigilar, orar constantemente. Merece la pena hacer como lo hizo Jesús, que lo hizo por nosotros, para que nos mantengamos firmes en los caminos de Dios.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

10 AVE MARIA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

GLORIA

Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amen.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

SEGUNDO MISTERIO DE DOLOR
FLAGELACION

Jesús es azotado…

Contemplamos cómo Jesús es atado en la columna. Lo amarraron, a Él que es la Verdad, que nos hace libres. Amarraron físicamente aquél que trae la libertad plena de los corazones y que vino a romper las cadenas y él se dejó atar para vencer tus ataduras, para romper tus cadenas. Y a su Cuerpo Santo le dieron latigazos sin fin. Prácticamente no había una parte del Cuerpo Santo de Jesús que no estuviera marcado por la punta del látigo. Todo su Cuerpo era una herida. Pedacitos de Carne brotaron de ese Cuerpo concebido en el seno de María Santísima y chorritos de sangre salpicaron a los mismos soldados romanos que le estaban flagelando.

 Tú Jesús, sufriste todo eso para que los que estamos atados por cualquier situación de vicio seamos hoy liberados. Para que nuestros cuerpos sean sometidos al orden del Espíritu. Señor, Pablo decía que el sometía su cuerpo y sus palabras para que Tú fueras glorificado.

 Señor, queremos pedirte en este momento por las ataduras que pueda tener el cuerpo místico, por las heridas que pueda haber hoy en la Iglesia, en nuestros grupos de oración y en nuestras comunidades. Esa Sangre de Jesús que se derramó por mi tiene un valor infinito. Señor, “por tus heridas hemos sido sanados” dice el profeta. Por eso Jesús, yo quiero que Tú Sangre me purifique y que esa atadura en esa columna, esa flagelación rompa hoy mis cadenas. Señor, que no haya nadie ni nada que me impida hacer la Voluntad Amorosa del Padre.

 Mírame Madre, tu que eres la mujer libre, Bendita eres María, gracias mi Señor.

Señor, gracias porque no sólo estás rompiendo cadenas pesadas, sino también hilos que no nos permiten volar. Porque un pájaro puede estar amarrado por una cuerda o por un hilo, pero amarrado siempre es esclavo. Que no haya nada en nuestra vida. Señor, ningún pecado, ninguna tentación por pequeña o grande que sea; que todo sea roto hoy.

 La confianza en Jesús produce la curación. La curación de Jesús no se limita a lograr un equilibrio psicosomático sino en una nueva capacidad para ver la realidad como Él la ve, para reconocerlo como Maestro, un hombre o una mujer curados están en condiciones de seguirlo por el camino. Quien no ha sido curado de nada, quien cree que está sano, difícilmente puede llegar a seguirlo.

Jesús, por este misterio que acabamos de contemplar y por la intercesión de la Virgen María, la Omnipotencia Suplicante porque ese Cuerpo con el cual sufriste Jesús, fue tomado de María Santísima. Por eso había algo de ella en ti en ese momento de la flagelación. Señor si dos personas que son gemelas sienten una los dolores de la otra, que dolor no habría sentido también ese mundo místico la Virgen María cuando fue flagelado Tu Cuerpo Santo y Glorioso.

Bendito seas Jesús por esas heridas, Señor que en este momento traen eficacia salvadora para romper todas nuestras cadenas. Yo lo proclamo así Jesucristo, que no haya nada ni nadie que me aten Señor, que me impidan conocer y hacer Tu Santa Voluntad.

En el segundo misterio contemplamos a Jesús que, atado en la columna, es azotado con látigos.

Señor que sin poder moverte por estar atado, sentías tan agudos dolores, te pedimos consueles y sanes a quienes a causa de reuma, artritis, accidentes o parálisis, no tienen la libertad de movimiento que quisieran. bendice las manos, los brazos, las piernas, los pies, la columna, las vértebras, y todas las articulaciones, músculos y huesos.

Pídele, si es el caso, que corte todas las ataduras que pudo crear el maligno, por recurrir a la superstición, al curanderismo o a la magia, y rechaza en el nombre de Cristo todas esas cosas.

“Yo haré venir sanidad sobre ti, y sanaré tus heridas, dice el Señor” [jer 30,17]

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

10 AVE MARIA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

GLORIA

Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amen.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

TERCER MISTERIO DE DOLOR

 La Coronación de Espinas…

¡Cómo Jesús siendo Rey de Reyes y Señor de Señores dejó que le coronaran un verdadero gorro de espinas! ¡Que brutalmente fue golpeado por una vara! Y cuando nosotros nos pinchamos con un simple alfiler en un dedo a veces lanzamos un grito. ¡Cómo estaría la cabeza de Jesús total

 ¡Que dolor tan grande sentiste Jesús, por amor a nosotros, Señor! Fue para nuestra salvación hoy, ahora en este tiempo, Señor. Y nos revelas que quieres curar, a través de esta imagen dices que Tú Jesús, eres el Buen Pastor que conoces a Tus ovejas.  Que tú, Virgen todavía sigues presentándole a Jesús como en Caná de Galilea las necesidades de todos tus hijos.

 Oremos también para que nosotros seamos sanados de todo complejo de superioridad o inferioridad al ver a Jesús coronado de espinas. Siendo Rey, el llevó esa corona para que tengamos el sano equilibrio en nuestra vida, para que se nos de una mente nueva, para que tengamos el mismo sentir de Cristo Jesús.

Jesús por ese Dolor, por la Sangre que derramaste, Señor. Por esa Corona, por esas burlas que te hicieron los soldados que se rieron de Ti, Señor…y los amabas. Danos la gracia, Jesús de también amar y perdonar a nuestros enemigos y de tener una actitud de equilibrio de que no nos importe lo que piensa la gente. Dios nuestro, Padre, gracias, Jesús porque estás sanando. Por eso juntos meditamos y rezamos este misterio para que sea una realidad la eficacia salvadora de Tú Corona de Espinas.

Queremos Señor pedirte por las personas que sufren las tentaciones, especialmente cuando rezan el Santo Rosario. Y queremos pedirte por las personas que sufren tentación para no rezar el Rosario, para distraerse cuando lo hacen. Vamos a pedir esta oración.

El evangelio de Lucas nos presenta la figura de la Virgen María como el mejor ejemplo de discípulo, de quien ha sabido vivir el proyecto de Jesús.

Ella es la “llena de gracia” que acoge la palabra de Dios, la hace fructificar y engendra en sus entrañas a Jesús, El Salvador.

La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar “los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de elegidos.” Por lo general se subraya la humildad y sencillez de María, pero no suficientemente su iniciativa, sentido de responsabilidad, atrevimiento y valor. Especialmente en el mundo del sufrimiento, la imitación de estas virtudes pueden ser fuente de dinamismo para los enfermos y sus familiares.

El abandono en la voluntad de Dios bien se conjuga con un “sano protagonismo”, que exalta la presencia de la Gracia divina. En el corazón de María late la experiencia del altísimo descrita en el Antiguo Testamento: el Señor libera, Dios conoce nuestros límites si nos dejamos poseer por el Señor-Dios es capaz de hacer grandes maravillas; el Señor está cerca de los que padecen. Dios guarda nuestra vida y es siempre fiel a sus promesas.

ORACIÓN. Virgen Santísima, de una manera mística pero real tú estás aquí con nosotros, tu eres vencedora de todas las batallas. La Corona de Espinas de Tu Hijo ha traído por esa humillación un triunfo muy grande. Obtenemos la Palma y la Corona de la Gloria, tú eres Reina, tu Hijo es Rey, que ese reinado venga en este momento sobre nuestras tentaciones para que sean vencidas por el poder de Nuestro Señor Jesucristo. Por tu intercesión especialmente las tentaciones que van contra el rezo del Santo Rosario. Que sutilmente nos instan a no rezarlo, a hacerlo distraídos, a dejarlo para más tarde, a no creer en su eficacia. Yo creo y confirmo que este momento recibo una gracia muy especial, por tu presencia, Madre, para seguir rezando todos los días contra viento y marea el Santo Rosario. Gracias Jesús, gracias María. Amén.

En este misterio le pedimos a María que toque nuestra cabeza, como hubiera querido poder tocar la de su hijo, y poder curarlo. que nos libere de todo pensamiento de autodestrucción, de pesimismo, y de todo complejo por las consecuencias que la enfermedad pueda causar a nuestra imagen, también le entregamos a quienes sufren de problemas psíquicos, o de alguna dolencia en su cabeza, cerebro, ojos, oídos, boca, garganta, vías respiratorias y pulmones.

“Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados, Él soportó en castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados” [is 53,5] .

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

10 AVE MARIA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

GLORIA

Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal, envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amen.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

CUARTO MISTERIO DE DOLOR

Jesús cargando la cruz

Contemplamos la subida de Jesús al Calvario con la Cruz a Cuesta…

En la calle de la amargura se encontró contigo Virgen María y ustedes dos no pudieron hablarse, pero se hablaron los corazones. Aquella mirada ha sido una de las miradas más impresionantes de la historia. Tu Hijo quería quitarte el dolor y no podía. El te dijo con aquella mirada: “Madre para esto vine al mundo, para cargar con los pecados de la humanidad” y tu le miraste y le dijiste,: “hijo mío, mi destino está unido al tuyo” Entonces yo dije: “Ser madre es no sólo serlo en Caná de Galilea, sino para ser madre también es en este misterio de la Cruz”. Tu comprendiste Jesús, que la mirada de madre te daba fuerzas porque ella estaba invitándote a aceptar la voluntad amorosa del Padre. Y tu Hijo también te fortalece porque le habías escuchado que era preciso pasar por la tribulación, por la prueba, por el misterio de la Cruz para llegar a la Gloria.

Madre, en este misterio de dolor te queremos pedir por todos los que tienen una cruz muy pesada, para hoy la sienta liviana. Aceptándola y ofreciéndola para que puedan sentir ese yugo del Corazón de tu hijo suave y ligero y para que puedan poner sus ojo, no sólo en la propia Cruz de Jesús. Por eso dame la gracia, Señor de no encerrarme en mis propias penas, de no encerrarme en mi propio sufrimiento, sino de mirarte a Ti Señor, y de Sentir que Tú me ayudas porque Tú te conviertes igual que Simón. Y quieres que yo también ayude a mis hermanos a llevar la Cruz. Te lo pedimos por los que más sufren en el mundo, los que están oprimidos por el demonio, los que no tienen que comer, los enfermos de la mente. Aquellos enfermos con dolores sumamente fuertes en sus cuerpos, por aquellos hogares que están a punto de deshacerse. Por aquellas personas que están a punto de quitarse la vida, por aquellas personas que piensan que ya no pueden más, por los que han sufrido injusticias, por los que están encarcelados y sobre todo aquellos encarcelados inocentes. Ten piedad Virgen María, mira ahora, Madre las penas de mi propio corazón que sean sanadas para yo sea instrumento de la paz y del amor del Señor.

Por los que más sufren te pedimos ahora, Madre, alivia sus penas. Por esos méritos de Jesucristo ascendiendo al calvario con la cruz a cuesta y con todas nuestras cargas, pecados, enfermedades y problemas.

. En el cuarto misterio contemplamos, a Jesús que carga con la cruz, y que es acompañado por su madre.

Señor, que al caer una y otra vez, te ibas golpeando con las piedras del camino, pero a pesar de todo, seguías adelante, sana las dolencias de quienes sufren a causa de alguna enfermedad o accidente, el deterioro de sus órganos interiores : corazón, riñones, estomago, intestinos, páncreas o ganglios, toca con tus benditas manos, cualquier órgano que deba ser sanado.

“Y estas señales seguirán a los que crean : pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán” [mc16,17]

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

10 AVE MARIA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

GLORIA

Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amen.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

QUINTO MISTERIO DE DOLOR

La Crucifixión y Muerte de Nuestro  Señor…

En la Cruz Venció Jesús todos los males y abrió camino a todos los problemas. Allí estaba junto a la Cruz; la Virgen. Aquella a la que se le había dicho que para Dios nada es imposible. Estaba sufriendo su hijo y ella se ofreció precisamente para nuestra salvación.

Pedimos que cada uno de nosotros sepamos recibir la luz en el momento del misterio de la Cruz: estar como María Santísima al pie de la Cruz. Van a llegar tiempos de cruz para el mundo. La Virgen tuvo la fortaleza, Jesús murió por ti y por mi y desde entonces se abrieron las puertas del Cielo. Satanás fue vencido, el pecado destruido, abiertas las puertas del Cielo, porque la muerte de Cristo es la obediencia perfecta al Padre y si en un árbol había vencido el demonio a Adán y Eva en el Paraíso Terrenal en otro árbol ahora es vencido en el árbol de la Cruz por el nuevo Adán que es Jesús y la nueva Eva que es María.

 Vamos a ofrecer también este misterio para que no se siga crucificando también a Jesucristo, por que no se sigan cometiendo tantos abortos, para que se detenga esta cultura de la muerte, para que sea vencido el satanismo y la ola de violencia que hay, para que todos puedan hablar del río de la vida que brota de esa herida abierta de Cristo en este misterio de la Cruz. Y ahora, Señor que llueva sobre mí el río de la vida. Yo quiero abrir mi corazón y que el Agua y la Sangre que brotaron de Tú Costado la inunde, Señor para hacer un solo corazón con el de Jesús y de María. En este misterio pedimos también esa transformación total de nuestra vida, esa conversión, esa opción fundamental por el Señor. Bendito seas Jesús, bendita seas Virgen María.

Te pedimos Jesús que, con el poder de tus Santas Llagas, nos libres de toda enfermedad en la sangre, sana a los enfermos de sida, renueva nuestras venas y arterias, toca a los hermanos que necesitan diálisis. cúbrenos con tu preciosísima sangre y seremos salvados, ayúdanos a estar de pie, como María lo estuvo al pie de la cruz, siendo tu consuelo.

“Dios mismo, subiendo a la cruz, cargo con nuestros pecados, empecemos una vida santa. y por sus llagas fueron ustedes sanados” [Ped 2, 24]

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

10 AVE MARIA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

GLORIA

Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

Por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor. Amen.

Santa María, Salud de los Enfermos. Ruega por nosotros y por todos los que sufren.

3 AVE MARIAS:

1-Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre , Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines, llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

2-Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto. en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes , llena de gracia el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

3-Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo  mi caridad para que la inflames. llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin mancha del pecado original

SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A tí llamamos los desterrados hijos de Eva, a tí suplicamos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.  Ea, pues, Señóra abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre .

¡Oh clemente, oh piadosa ,oh dulce Virgen María ! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.


LETANIAS DE LOS ENFERMOS
Para implorar salud de cuerpo y alma
Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9 ) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42 ) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1 ) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50 ) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canán (Mc 7,24) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28) Ten piedad de nosotros
Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41) Ten misericordia de nosotros
Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14) Ten misericordia de nosotros
Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43) Ten misericordia de nosotros
Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6) Ten compasión de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Óyenos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirijimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las gracias y misericordias de Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

Acordaos,
¡Oh, piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. Oh, Santa Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, dígnate escucharlas y acogerlas benignamente.
Amén.

“Oh, María sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos.”


Oremos:

Te rogamos, Señor, que infundas en nuestros corazones tu gracia para que , así como por el anuncio del Angel conocimos la encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su Pasión y Cruz seamos conducidos a la gloria de la Resurrección . Por el Mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

El Señor Todopoderoso nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, † y del Espíritu Santo. Amén

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