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Sunday, 28 October 2018

LAS JACULATORIAS SON




Las jaculatorias: Son como flechas lanzadas al Cielo que guardan la casa del corazón y conservan el calor de la devoción.

Friday, 26 October 2018

DEVOCIONARIO de Reparación y Desagravio a Los Sagrados Corazones

DEVOCIONARIO
de Reparación y Desagravio
a Los Sagrados Corazones



CASAS DE DESAGRAVIO
PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
POR CADA HORA DE DESAGRAVIO[1]

Mil días de indulgencias.
La protección continua, para vosotros durante los días calamitosos.
La salvación eterna de las almas de vuestros parientes que no se han convertido.
Liberación de mil almas del Purgatorio.
La anulación de hechizos y conjuros mágicos, ritos satánicos en perjuicio de vosotros y de vuestros familiares.
La asistencia personal Mía, de Jesús y San José en el día de vuestra muerte.
La Promesa de la Bendición que sólo los Santos encuentran, tanto en el Cielo como en la Tierra.
El conocimiento inmediato de vuestros pecados, a fin que os enmendéis y os confeséis ante el Sacerdote.
La curación de los enfermos, de los cuales Dios disponga en Su Misericordia restablecer la salud.
La aceptación de la Divina Voluntad en todo lo que Dios os enviare, con ello vendrá la purificación de todos vuestros males y la santificación de vuestras almas.
Conocimiento profundo de las cosas celestiales mediante el don de la Fe.
La gracia para perseverar y vencer en los ataques del anticristo.
Un segmento del Cuarto Mensaje Universal, donde la Virgen hace otras Promesas por la Hora de Oración de Reparación y Desagravio:

Si hacéis una buena confesión y recibís con frecuencia a Jesús Sacramentado:

Recibiréis conocimiento interior para discernir lo que viene del maligno.
Recibiréis palabras para instruir en la Fe Católica a cuantos se os acercan con propósitos de conversión. Y por último:
El premio de la consolación que Dios entrega a las almas dóciles y humildes, pero debéis hacer, de vuestra Hora de Desagravio, una hora de amor y de fe.

PETICIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
PARA LAS CASAS DE DESAGRAVIO

Que las Casas de Desagravio se promuevan en todos los Movimientos de la Iglesia.
Que haya multitud de ellas, y que cada una esté reportada con el párroco que le corresponda.
Que la oración, principalmente los días jueves o viernes, sea iniciando a las 3:00 de la tarde, Hora de la Divina Misericordia.
Que haya una pareja responsable de esa casa: matrimonio o dos personas de la misma familia.
La oración tendrá que ser diaria por las Siete Espadas que atraviesan Mi Corazón Inmaculado.

EL ORDEN PARA REZAR LAS ORACIONES

Trisagio a la Santísima Trinidad.
Comunión espiritual.
Lectura del Evangelio del día.
Oración de San Miguel Arcángel.
Oración al Ángel de la Guarda.
Letanías de los Santos Ángeles.
Consagración a la Preciosa Sangre.
Corona de la Misericordia.
Invocación a San José.
Alabanza de Desagravio.

DURANTE LOS 7 DÍAS DE LA SEMANA, EN RECORDATORIO DE MIS 7 DOLORES Y EN EJERCICIO DE LAS 7 PALABRAS DEL OFICIO DEL VIERNES SANTO, EMITIDAS POR MI SANTÍSIMO HIJO:

OFRECERÉIS UNA HORA DE REPARACIÓN Y DESAGRAVIO A LOS 2 SAGRADOS CORAZONES. LO HARÉIS POR LOS SACERDOTES Y LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO.


MEDITACIÓN Y OFRECIMIENTO PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
Las 7 Palabras de Nuestro Señor Jesucristo
en la Cruz y los 7 Dolores que padeció
Nuestra Madre, la Virgen María.




LUNES
1° Dolor:
La Profecía del anciano Simeón cuando le dijo: “Una Espada de Dolor atravesará Tu Corazón.”

“Mientras a ti misma una espada te atravesará el alma.” (Lucas 2, 35)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

Un inmenso dolor invadió Tu Corazón al oír estas palabras de Simeón.
“Madre Santa, haz que Te ame cada día más y enséñame a imitar Tus Virtudes.”

1ª Palabra:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23, 34)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
Con esta frase y con el “Padre Nuestro”, Tú nos enseñas a perdonar.
“Señor, Te pido la gracia de que ésta sea nuestra sincera actitud, para que no arranquemos en cólera, ante las ofensas que recibimos.”


MARTES
2° Dolor:
La huida a Egipto, escapando de la persecución de Herodes que quería matar al Niño:

“Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, donde estarás hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.” (Mateo 2,13)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.
“Madre mía, concédeme un corazón atento para huir de toda ocasión de pecado, y que la Sagrada Familia sea en mi hogar el ejemplo a seguir.”

2ª Palabra:
“En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23, 43)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
Con Dimas, nos mostraste que el arrepentimiento de corazón logra Tu perdón, por más pecadores que hayamos sido.
“Gracias, Señor, por Tu Infinita Misericordia.”


MIÉRCOLES
3° Dolor:
La búsqueda de Jesús durante tres días, cuando se perdió en Jerusalén:

“Y al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores a quienes interrogaba.” (Lucas 2, 46)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

Cuánto sufrieron Tú y San José, por haber perdido al Niño Jesús. Tres días vivieron una gran angustia buscándolo hasta encontrarlo.
“Madre, guíanos y guárdanos, para que no nos perdamos eternamente.”

3ª Palabra:
“Mujer, ahí tienes a Tu hijo.” “Ahí tienes a tu Madre”.” (Juan 19, 26-27)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
No solo nos diste hasta la última gota de Tu Preciosa Sangre, sino que también nos haces hermanos Tuyos, al darnos por Madre a Tu Santísima Madre.
“Gracias, Señor, cómo podremos pagar Tu Infinita Bondad.”


JUEVES
4° Dolor:
Encontrarse con Jesús, camino al Calvario:

“Tomaron, pues, a Jesús y Él, cargando su Cruz salió para el lugar llamado Cal-vario, en hebreo: Gólgota.” (Juan 19,17)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

¡Oh, Señora!, cuánto dolor Te causó ver a Tu Divino Hijo, tan malherido y extenuado.
“Madre, guíame para que de hoy en adelante, yo sea para Tu Jesús, otro Cirineo.”

4ª Palabra:
“¡Elí, Elí!, ¿lemá sabactaní? Esto es: ¡Dios Mío! ¡Dios Mío!, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27, 46)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
“Señor, que cuando sienta que todo está perdido, siga Tu ejemplo, para que mi corazón y mi voz clamen al Cielo.”


VIERNES
5° Dolor:
Asistir a Su Hijo Jesús en Su bárbara Crucifixión y Muerte:

“Jesús muere en La Cruz.” (Juan 19, 25-30)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

Madre Dolorosa, que dolor tan profundo Te invadió al ver a Tu Divino Hijo, morir por nosotros en la Cruz. Enséñanos a aceptar con amor, todas las cruces que nos toque vivir y a ofrecerlas, todas ellas, siempre por Tus intenciones particulares.

5ª Palabra:
“Tengo sed.” (Juan 19, 28)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
Te dieron a beber vinagre y hiel.
“Haznos, Señor, que siempre tengamos sed de Ti y que Te amemos hasta la muerte, como Tú nos amaste.”


SÁBADO
6° Dolor:
Recibir el Cuerpo de Jesús cuando fue bajado de la Cruz y depositado en Sus brazos:

“Bajan el cuerpo de Jesús y lo ponen en brazos de Su Madre, todo lleno de heridas.” (Juan 19, 40-41)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

“Madre fuerte y dolorosa, enséñanos a ser fuertes como Tú. Sé nuestra fortaleza, para que seamos capaces de orientar con amor y verdad a quienes acudan a nosotros.”

6ª Palabra:
“Todo está consumado.” (Juan 19, 30)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
Señor, Tu Redención estaba cumplida. El hombre, nueva-mente podía aspirar al paraíso, al pagar Tú, a tan alto precio, nuestras ofensas y pecados.
“¡Perdón, Señor! ¡Perdón! Gracias por Tu infinito y eterno Sacrificio. Haz que no sea inútil para toda la humanidad.”


DOMINGO
7° Dolor:
Contemplar a Su Divino Hijo acostado en el Sepulcro:

“Jesús es depositado en el sepulcro.” (Marcos 15, 46-47)

Meditar en silencio y rezar un Ave María.

“Madre del Amor Eterno, cuán inmensa Tu tristeza al separarte de Jesús, pero también llena de gran paz, al saber que iba al encuentro con Su Padre Eterno.”

7ª Palabra:
“Padre, en Tus manos en-comiendo Mi Espíritu.” (Lucas 23, 45)

Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.
“Señor, que siguiendo Tus enseñanzas, nuestros labios y corazón pronuncien esta frase, antes de partir al encuentro con el Padre Eterno.”


TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Guía: † En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos: Amén.

Guía: Gloria a Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra.

Coro 1: Al Rey de los siglos, Inmortal e Invencible, a Dios y sólo a Dios: honor y gloria, por los siglos de los siglos.

Coro 2: ¿Quién como Dios, que habita en las alturas?

Coro 1: ¿Quién como Cristo, que está a la diestra del Eterno Padre?

Coro 2: ¿Quién después de Dios, como María Santísima, Virgen y Madre de Dios?

Todos: Que Te alaben, Señor, todos los pueblos, que todos los pueblos Te den gracias. ¡Alábenle los Cielos y la Tierra, el mar y cuanto bulle en él!

Guía: Bendito sea por siempre Su Glorioso Nombre y llénese de Su Gloria toda la Tierra.

Coro 1: Al que está sentado en el Trono y al Cordero: la bendición, el honor, la gloria y el imperio, por los siglos de los siglos. Amén.

Coro 2: A Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

Todos: ¡Santo, Santo, Santo! ¡Señor, Dios de los Ejércitos! ¡Llenos están los Cielos y la Tierra de Tu Gloria! ¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

(Puede ser cantado).

Guía: Gloria a Dios Hijo, Redentor del mundo.

Coro 1: Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto Su Gloria, Gloria del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Coro 2: Cristo Jesús, siendo Dios, se anonadó tomando la figura de siervo y en la condición de hombre, se humilló, hecho obediente hasta la muerte y muerte de Cruz; por la cual, Dios lo exaltó y le otorgó un Nombre, sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús, toda rodilla se doble en los Cielos, en la Tierra y en el abismo del infierno, y toda lengua confiese que Jesús es el Señor, para Gloria de Dios Padre.

Coro 1: ¿Quién cómo Cristo Jesús, Dios y Hombre verdadero, que murió por el linaje humano? Gloria a ti, Cristo Jesús, que Te has manifestado en nuestra carne mortal, que has sido justificado por el Espíritu, mostrado a los Ángeles, predicado a las naciones en Tu gloria.

Coro 2: Gloría a Cristo Jesús, Hijo de Dios, anunciado por los profetas, nacido de la descendencia de David según la carne, constituido Hijo de Dios, poderoso según el Espíritu de Santidad por Su Resurrección de entre los muertos, para gloria de Su Nombre en todas las naciones.

Coro 1: Gloria a Cristo Jesús, Hijo de Dios, Rey de reyes y Señor de los que dominan.

Coro 2: Cristo vence, Cristo reina. Que al Nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el Cielo, en la Tierra y en el abismo del infierno.

Guía: Que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre. Alabanza a Ti, ¡oh, Cristo, Rey de la Gloria!

Todos: ¡Santo, Santo, Santo! ¡Señor Dios de los Ejércitos! ¡Llenos están los Cielos y la Tierra de Tu Gloria! ¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

Guía: El Espíritu del Señor llena el orbe de la Tierra y por tanto, abarca todas las cosas y tiene conocimiento de sus voces.

Todos: ¡Gloria a Dios, Espíritu Santo Creador! ¡Gloria a Dios, Espíritu Santo Consolador! ¡Gloria a Dios, Espíritu Santo Santificador! Luz de las almas, Fuente de Agua Viva, Fuego de Amor, de Caridad. Unción espiritual.

Guía: Envía, Señor, Tu Espíritu Creador y se renovara la faz de la Tierra.

Todos: ¡Santo, Santo, Santo! ¡Señor Dios de los Ejércitos! ¡Llenos están los Cielos y la Tierra de Tu Gloria! ¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

Todos: ¡Oh, Dios! que ilustraste los corazones de Tus fieles con las luces del Espíritu Santo, concédenos que guiados por ese mismo Espíritu, obremos rectamente, y que por siempre gocemos de Sus Divinos Consuelos. Te lo pedimos, en el Nombre de Jesucristo, Nuestro Señor.

Guía: ¡Oh, Padre Eterno!, en unión con Tu Divino Hijo y el Espíritu Santo, y por la intercesión del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, Te suplicamos, destruyas el poder de los espíritus malignos.

Coro 1: Te rogamos, los arrojes al abismo del infierno y los encadenes ahí, para siempre.

Coro 2: Toma posesión de Tu Reino, pues ha sido creado por Ti y muy justamente Te pertenece.

Guía: Padre Celestial, concédenos el dominio Reinante del Sagrado Corazón de Jesús y del Doloroso e Inmaculado Corazón de María.

Todos: Acepta, Señor, cada uno de los latidos de mi corazón y cada respiración mía, como una repetición de esa plegaria.


ACTO DE CONTRICIÓN

Todos: Yo confieso, ante Dios Todo Poderoso y ante ustedes, hermanos: que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.


† LECTURA DEL SANTO EVANGELIO DEL DÍA †

COMUNIÓN ESPIRITUAL
Consiste en un ardiente deseo de recibir a Jesús Sacramentado, y se puede hacer interiormente, siempre y en cualquier lugar que nos hallemos. He aquí una fórmula fácil de retener en la memoria:

Todos: Jesús mío, creo que estás realmente Presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo sobre todas las cosas y deseo que vengas a mi alma.
No pudiendo recibirte ahora Sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

(Aquí, como si realmente hubieses recibido a Jesús Sacramentado en tu corazón, detente algunos instantes para hacer actos de amor y confianza y pedirle las gracias que más necesites).

Como si ya hubieses venido Te abrazo y me uno todo (a) a Ti; no permitas que jamás me separe de Ti.
Eterno Padre, Te ofrezco la Sangre Preciosísima de Jesucristo en expiación de mis pecados y por las necesidades de la Santa Iglesia.


ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL


Todos: San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del demonio, que Dios manifieste sobre él Su Poder, es nuestra humilde súplica.
Y tú, ¡oh, Príncipe de la milicia celestial!, con la fuerza que Dios te ha conferido: ¡Arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas! Amén.


ORACIÓN DEL ÁNGEL DE LA GUARDA


Todos: Ángel Santo, que velas por mi pobre alma y por mi vida, no me dejes, soy pecador, no me desampares a causa de mis manchas.
No dejes que se me acerque el mal espíritu, y dirígeme poderoso preservando mi cuerpo mortal. Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la Salvación. Amén.


LETANÍA DE LOS SANTOS ÁNGELES
Señor, ten piedad de nosotros.
—Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.
—Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.
—Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
—Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.
—Cristo, escúchanos.

Dios Padre, Creador de los Ángeles.
—Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Señor de los Ángeles.
—Ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, vida de los Ángeles.
—Ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, delicia de todos los Ángeles.
—Ten piedad de nosotros.

Santa María.
—Ruega por nosotros.
REINA DE LOS ÁNGELES.
—Ruega por nosotros.
LOS NUEVE COROS DE LOS ESPÍRITUS BIENAVENTURADOS.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS SERAFINES.
—Rueguen por nosotros
• Ángeles del amor.
—Rueguen por nosotros.

SANTOS QUERUBINES.
—Rueguen por nosotros.
• Ángeles de la Palabra.
—Rueguen por nosotros.

SANTOS TRONOS.
—Rueguen por nosotros.
• Ángeles de la Vida.
—Rueguen por nosotros.
• Ángeles de la Adoración.
—Rueguen por nosotros.

SANTAS DOMINACIONES.
—Rueguen por nosotros.
SANTAS POTESTADES.
—Rueguen por nosotros.
SANTAS VIRTUDES.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS PRINCIPADOS.
—Rueguen por nosotros.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL.
—Ruega por nosotros.
• Vencedor de lucifer.
—Ruega por nosotros.
• Ángel de la fe y de la humildad.
—Ruega por nosotros.
• Preservador de la Santa Unción.
—Ruega por nosotros.
• Patrono de los moribundos.
—Ruega por nosotros.
• Príncipe de los Ejércitos Celestiales.
—Ruega por nosotros.
• Compañero de las almas de los fieles difuntos.
—Ruega por nosotros.

SAN GABRIEL ARCÁNGEL.
—Ruega por nosotros.
• Poder de Dios.
—Ruega por nosotros.
• Santo Ángel de la Encarnación.
—Ruega por nosotros.
• Fiel Mensajero de Dios.
—Ruega por nosotros.
• Ángel de la Esperanza y de la Paz.
—Ruega por nosotros.
• Protector de todos los siervos y siervas de Dios.
—Ruega por nosotros.
• Guardián del Santo Bautismo.
—Ruega por nosotros.
• Patrono de los Sacerdotes.
—Ruega por nosotros.

SAN RAFAEL ARCÁNGEL.
—Ruega por nosotros.
• Medicina de Dios.
—Ruega por nosotros.
• Ángel del Amor Divino.
—Ruega por nosotros.
• Vencedor del enemigo malo.
—Ruega por nosotros.
• Auxilio en la gran Tribulación.
—Ruega por nosotros.
• Ángel del dolor y de la curación.
—Ruega por nosotros.
• Patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros.
—Ruega por nosotros.

GRANDES ARCÁNGELES SANTOS.
—Rueguen por nosotros.
SAN URIEL ARCÁNGEL, FUEGO DE DIOS.
—Ruega por nosotros.
SAN JEHUDIEL ARCÁNGEL, GLORIA DE DIOS.
—Ruega por nosotros.
SAN SALATIEL ARCÁNGEL, ORACIÓN DE DIOS.
—Ruega por nosotros.
SAN BARAQUIEL ARCÁNGEL, BENDICIÓN DE DIOS.
—Ruega por nosotros.
SANTOS ÁNGELES AL SERVICIO ANTE EL TRONO ALTÍSIMO.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES AL SERVICIO DE LOS HOMBRES.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS.
—Rueguen por nosotros.
• Auxilio en nuestras necesidades.
—Rueguen por nosotros.
• Luces en nuestra oscuridad y defensa, ante todo peligro.
—Rueguen por nosotros.
• Exhortadores de nuestra conciencia.
—Rueguen por nosotros.
• Intercesores ante el Trono de Dios.
—Rueguen por nosotros.
• Escudos defensores contra malignos enemigos.
—Rueguen por nosotros.
• Constantes compañeros nuestros.
—Rueguen por nosotros.
• Segurísimos conductores nuestros.
—Rueguen por nosotros.
• Fidelísimos amigos nuestros.
—Rueguen por nosotros.
• Sabios consejeros nuestros.
—Rueguen por nosotros.
• Ejemplos de obediencia y seguro consuelo en el abandono.
—Rueguen por nosotros.
• Espejos de humildad y de pureza.
—Rueguen por nosotros.

SANTOS ÁNGELES DE NUESTROS SACERDOTES Y PASTORES.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES DE NUESTRAS FAMILIAS.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES DE NUESTROS NIÑOS.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES DE NUESTRA TIERRA Y PATRIA.
—Rueguen por nosotros.
SANTOS ÁNGELES DE LA SANTA IGLESIA.
—Rueguen por nosotros.
• Todos los Santos Ángeles:
—Asístanos en la vida.
• Todos los Santos Ángeles:
—Asístanos en la muerte.
• A todos los Ángeles:
—En el Cielo se los agradeceremos.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
—Perdónanos, Señor. (Con golpe en el pecho)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
—Escúchanos, Señor. (Con golpe en el pecho)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
—Ten misericordia de nosotros Señor, y del mundo entero. (Con golpe en el pecho)
Todos: Rueguen por nosotros, Santos Ángeles de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Guía: Dios mandó a Sus Ángeles, que cuiden de ti, los cuales te guardarán en todos tus caminos.

Todos: Amén.


CONSAGRACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS


Todos: Consciente de mi nada y de Tu Grandeza, Misericordiosísimo Salvador, postrado (a) a Tus Pies, Te agradezco por tantas gracias que has regalado a mí, criatura ingrata; principalmente, por haberme rescatado del poder de las tinieblas satánicas. Por medio de Tu Preciosísima Sangre, Tú nos has trasladado a Tu Reino.

En presencia de la Madre de Dios, de mis Ángeles Custodios, de mis Santos Patronos y de toda la Corte Celestial, yo me consagro a Tu Preciosísima Sangre, con la que redimiste al mundo del pecado, de la muerte y del infierno.

Yo prometo, con el auxilio de Tu gracia y según mis fuerzas, hacer revivir la Devoción a Tu Preciosa Sangre, la cual derramaste hasta la última gota, por nuestra Redención, y propagarla a fin de que Tu Adorable y Preciosa Sangre sea honrada, venerada y glorificada por todos.

De esta manera, quiero reparar mis infidelidades hacia Tu Preciosa Sangre y expiar así, las profanaciones de que ha sido objeto, el más alto Precio de nuestra Redención. Ojalá, fuese posible volver como no cometidos todos mis pecados, mis frialdades y todas las irreverencias- con las que Te he ofendido a Ti, mi Señor y mi Dios.

Mírame aquí, mi Jesús, postrado (a) ante Ti: yo Te ofrezco el gran amor y las oraciones ofrecidas por Tu Santísima Madre, por Tus Discípulos fieles, por todos Tus Ángeles y Tus Santos, a Tu Preciosa Sangre. No recuerdes más mi frialdad y perdóname todas las ofensas que he cometido contra Ti.

Rocíame y cúbreme, ¡oh, Divino Salvador!, con Tu Preciosa Sangre, para que Te ame ardientemente desde ahora y para siempre, y así procure ser digno (a) del Precio tan grande que pagaste por nuestra Redención. Amén.


CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA


La Señal de la Cruz

† Por la Señal de la Santa Cruz,
† de nuestros enemigos,
† líbranos, Señor, Dios nuestro.

† En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Todos: Rezan un Padre Nuestro, un Ave María y el Credo.

Credo de Nicea

Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible y invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho, que por nosotros los hombres, y nuestra salvación bajó del cielo, y por obra…

(A las palabras del Credo “y por obra…”, se hace genuflexión)

…del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

UTILIZANDO UN ROSARIO, SE DICE AL INICIO DE CADA DECENA EN LUGAR DEL PADRE NUESTRO:

Todos: “Padre Eterno, yo Te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los pecados del mundo entero.”

EN LAS 10 CUENTAS EN LUGAR DEL AVE MARÍA SE REZA:

Guía: Por la Pasión Dolorosa de Jesús.

Todos: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

NO SE REZA EL GLORIA AL TÉRMINO DE CADA DECENA.

PARA CONCLUIR, SE REZA 3 VECES:

Todos: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”

Y CON LA ÚLTIMA CUENTA DEL ROSARIO ORAMOS:

Todos: “¡Oh, Sangre y Agua, que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús, como una Fuente inagotable de Misericordia infinita para nosotros! ¡Jesús, yo confío en Ti!”


INVOCACIÓN AL SEÑOR SAN JOSÉ
SANTO PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL


Coro 1:

A ti recurrimos en nuestras Tribulaciones, ¡oh, bienaventurado Señor, San José! Y después de implorar el socorro de Tu castísima Esposa, a ti, encarecidamente y con absoluta confianza, pedimos tu eficaz patrocinio. Te lo suplicamos, por aquella caridad que te unió con la Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra y por el paternal amor con que abrazabas al Niño Jesús. Humildemente te rogamos mires benigno la herencia de Jesucristo, adquirida con el precio infinito de Su Sangre Preciosa y socorras nuestras necesidades de alma y cuerpo con tu poder y amparo.

Coro 2:

Protege, ¡oh, providentísimo Custodio de la Sagrada Familia!, la estirpe escogida por Jesucristo. Aparta de nosotros, amadísimo Padre, toda mancha de error y corrupción. Asístenos propicio desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta dura lucha que sostenemos contra el poder de las tinieblas y así como libraste en otro tiempo al Niño Jesús, del inminente peligro de perder la vida, así, ahora, defiende a Su Santa Iglesia de todas las asechanzas del enemigo y de toda adversidad. Cúbrenos perpetuamente con tu patrocinio para que animados por tu ejemplo y auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar así la bienaventuranza eterna. Así sea.

Guía: Señor San José, Patrono de la Iglesia Universal.

Todos: Ruega por nosotros.


ALABANZA DE DESAGRAVIO


(Si hay un Sacerdote, el rezará esta parte e impartirá la bendición con el Santísimo).

Todos repiten lo que ha dicho el Sacerdote o el guía, después de cada bendición:

Bendito sea Dios.
Bendito sea Su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Verdadero Dios y Verdadero Hombre.
Bendito sea el Santo Nombre de Jesús.
Bendito sea Su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea Su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la Excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea Su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea Su Gloriosa Asunción a los Cielos,
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, Su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios, en Sus Ángeles y en Sus Santos.
Guía: En los Cielos y en la Tierra sea para siempre alabado.

Todos: El Corazón Amoroso de Jesús Sacramentado.

Guía: Les diste el Pan del Cielo.

Todos: Que contiene en Sí, todo deleite.

Guía: ¡Oh, Dios!, Que en este Admirable Sacramento, nos dejaste el Memorial de Tu Pasión Santísima: Te rogamos, nos concedas venerar los Sagrados Misterios de Tu Cuerpo y Sangre, de modo tal, que el fruto de Tu Redención, lo experimentemos constantemente en nosotros. Tú, que Vives y Reinas, por los siglos de los siglos. Amén.


CONSAGRACIÓN A LOS SAGRADOS
CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA


Todos:

Sagrados Corazones de Jesús y de María, postrados ante Vuestra Augusta y Real Presencia queremos nosotros, pecadores infieles, renovar y ratificar los votos y promesas de nuestro Bautismo y Primera Comunión: Renunciamos al mundo, a satanás y a todas sus obras y seducciones. Consagramos y entregamos nuestras personas y familias, total y enteramente a Ustedes, ¡oh, Sagrados Corazones! Es nuestra plena voluntad, entregarnos en calidad de esclavos por amor a Ustedes, dispongan de nuestra alma y nuestro cuerpo, de nuestros bienes interiores y exteriores y del valor y mérito de nuestros propósitos y obras; confiriendo a Ustedes el pleno derecho sobre nuestra familia y sobre cada uno de sus miembros, para que dispongan de todo lo que nos pertenece.

LAS SIGUIENTES JACULATORIAS SE REZAN POR 3 VECES:

Guía: Corazón Sacratísimo de Jesús:

Todos: Sed mi camino y mi Luz.

Guía: Corazón Doloroso e Inmaculado de María:

Todos: Sed mi defensa y mi guía.

ORACIÓN FINAL:

Todos: ¡Ven, Espíritu Santo!, que Tu Presencia renueve la faz de la Tierra; que todo sea hecho nuevo. Purifica al mundo con Tu Celeste Fuego, en el Amor del Padre y el Hijo.

¡Oh, Luz de los Sagrados Corazones!, sed por siempre fortaleza y salvación del alma mía, y a la hora de la muerte, sea esa Luz, mi dulce y eterna compañía. Amén.

Rosario en la Divina Voluntad.( PADRE MARTIN SANGIAO)

Rosario en la Divina Voluntad.


MISTERIOS GOZOSOS

1°: La Anunciación del Angel a la Virgen María, anunciandole su Maternidad Divina, y Ella concibió el Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. Y yo estaba allí, porque en su Encarnación Jesús me ha concebido con El
a mí y a todas las almas, en primer lugar la de su Stma. Madre. Estaba allí ... para pronunciar mi “Fiat” con Jesús y María.

2°: La Visitación. María lleva a Jesús en su seno para darlo a los hombres. Primeros signos prodigiosos de la presencia de Jesús en casa de Isabel. Santificación del Precursor.
Y yo estaba allí... con Jesús, en el Corazón de María, para aprender de Ella cómo hay que llevar a Jesús, para darlo a los demás.

3°: El Nacimiento de Jesús. El Rey de reyes aparece como el Pobre de los pobres. Un día El le dirá a Pilato: “Mi Reino no es de este mundo... Tú lo dices: Yo soy Rey; para eso he nacido, para eso he venido al mundo” (Jn.18,36-37).

El Reino de Dios está en plenitud en este recién nacido, pero de El ha de salir para darse a los hombres y conquistar todo el mundo.
Y yo estaba allí..., porque yo era su cueva, yo era su abandono, yo era el frío, yo era la noche, yo era las telarañas, yo era sus animales, yo era el estiércol del suelo, yo era su pobreza, yo era sus gemidos y sus lágrimas..., ¡yo soy su razón de vida, yo soy su conquista! ¡Yo soy su Reino prometido! 

4°: La Presentación de Jesús en el Templo. María lleva a su Hijo en su primera subida al Templo, para presentarlo al Padre: “Héme aquí que vengo para hacer, oh Dios, tu Voluntad” (Heb.10,7).
Y yo estaba allí..., presentado y representado por Jesús, para que el Padre me acoja con la misma alegría con que lo acoge a El...

5°: La pérdida y hallazgo de Jesús el tercer día en el Templo. María se vio privada de su Divino Hijo. Jesús desapareció, porque su Voluntad había desaparecido de la tierra: es precio de Redención. En la pérdida el dolor, en la búsqueda el amor, en el encuentro la alegría. “Quien pieda por Mí su vida, la
hallará”. La última palabra es “Resurrección”.
Y yo estaba allí... en la pérdida, así como quiero estar en la búsqueda, para estar en el encuentro: ¡el maravilloso encuentro recíproco entre la voluntad del hombre y la Voluntad de Dios!

MISTERIOS DE LA LUZ

1°: El Bautismo de Jesús. El testimonio que el Padre da de su Hijo.
Su voz anuncia a todos los presentes, que Jesús, que estaba allí como un pecador entre pecadores para recibir un bautismo de penitencia, es su Hijo amadísimo. Por primera vez las Tres Divinas Personas se manifiestan abiertamente.
Y yo estaba allí... para ser sumergido en la santidad de Jesús y ser declarado por el Padre “su Hijo amadísimo, en el que se complace”.

2°: Las Bodas de Caná. El testimonio que la Madre da de su Hijo y el que Jesús da de su Madre. María presenta a su Divino Hijo a los hombres. “Haced lo que El os diga” (Jn 2,5). A su vez, Jesús presenta a su Madre a los hombres como intercesora y Medianera de todas las gracias. El primer milagro o ‘signo’ de Jesús. El milagro, signo de la presencia del Salvador, cuya obra de salvación empieza por reordenar la familia en Dios, como fue al comienzo de la Creación.
Santificación de la familia a partir del Matrimonio.
Y yo estaba allí... entre los siervos, para aprender de María a querer lo que quiere su Hijo y a hacerlo, para ser el Hijo.

3°: La predicación del Reino. El testimonio que Jesús da del Padre. “¿Cómo podrán invocarlo sin antes haber creído en El? ¿Y cómo podrán creer, sin antes haber oído hablar de El? ¿Y cómo podrán oír hablar sin alguien que lo anuncie?” (Rom 10,14).
Y yo estaba allí..., porque todas las generaciones estábamos presentes ante El cuando sanaba a los enfermos, cuando acogía a los pecadores, cuando manifestaba la Divina Misericordia, CUANDO NOS HABLABA DEL PADRE Y NOS ANUNCIABA SU REINO...

4°: La Transfiguración de Jesús. El testimonio que el Padre da de nuevo de su Hijo y con El el testimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento. Jesús lleva con El a tres Apóstoles sobre un alto monte, el Monte Tabor, donde su Humanidad se transfigura a semejanza de su Divinidad: signo de la transfiguración que ha preparado para nosotros. El Padre nos presenta de nuevo su Hijo.
Y yo estaba allí..., para aprender a mirar sólo a Jesús, porque si yo soy su negativo, El es mi Positivo, El es lo que el Padre ama eternamente de mí.

5°: La institución de la Sagrada Eucaristía. El testimonio supremo que Jesús da de su Amor. Jesús desaparece a nuestros sentidos, ocultandose en la extrema pequeñez y pobreza de la Eucaristía. “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos” (Mt 28,20). En la Eucaristía Jesús ha escondido su Reino y su Gloria, con el fin de formarlo igualmente en nosotros.
Y yo estaba allí... para recibir, con mayor razón, la misma consagración del pan y del vino...

MISTERIOS DOLOROSOS

1°: La Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos. El Angel del Padre llevó el anuncio a Jesús, que la Voluntad Divina es de salvarnos mediante el Sacrificio del Hijo, y en su Corazón Jesús concibió, de un modo nuevo, a toda la
humanidad redimida, no sólo como criaturas, sino como hijos de Dios.    Y yo estaba allí... para recibir, junto con Jesús, “la Comunión” que Le ofreció el Padre, “la Comunión de su Voluntad”, con la que el Padre Le dió la fuerza para cumplir su misión hasta el fondo. 

2°: La Flagelación. Contemplemos a Jesús presente con su Cuerpo desfigurado y cubierto de llagas, manifestación de todas las llagas de la humanidad, de la cual El es la Cabeza. “¡He aquí al Hombre!” (Jn 19,5).
Y yo estaba allí... porque soy el negativo de su divina Belleza y Perfección, como se ve en la Sábana Santa, y El es mi Transfiguración.

3°: La coronación de espinas. Pilato dijo a los Judíos: “¡He aquí a vuestro Rey!” (Jn 19,14). Jesús acepta la corona de vergüenza y de dolor del hombre, para devolverle la corona gloriosa perdida con el pecado.
Y yo estaba allí... y El me miraba en los ojos para decirme que, cueste lo que cueste, El ha de ser mi Rey.

4°: La “Via Crucis” de Jesús al Calvario. Otro monte y otra subida. Jesús lleva la Cruz y en ella a todos los redimidos, como el Buen Pastor lleva su oveja para ponerla a salvo. Antes de nuestra transfiguración a semejanza de su Gloria, El se ha transfigurado a semejanza de nuestra miseria y dolor: es como el “negativo” de su Triunfo y de su Gloria.
Y yo estaba allí..., porque su “Via dolorosa” es la historia de mi vida y, si voy con El, si persevero con El, para mí se hará gloriosa... 

5°: La crucifixión y muerte del Señor. El Sol se ocultó. Jesús desapareció en su Muerte y sepultura, porque así dispuso el Padre: es el precio de nuestra Redención.
Y yo estaba allí..., aunque a mí no me guste, aunque yo no ame. Porque, El sí, “me amó y se entregó a Sí mismo por mí” (Gál 2,20). Para decirme que, por el Dolor de hoy, la Alegría del tercer Día. En la derrota de la Cruz,
la Victoria de su Reino. Entonces Jesús dirá: “Todo está cumplido” (Jn 19,30). La última palabra es “Resurrección”. ¡Es su Reino! ¡Es su Gloria!”.

MISTERIOS GLORIOSOS

1°: La Resurrección. El anuncio (ante el sepulcro vacío) de que Jesús ha resucitado, dado por los Angeles a las piadosas mujeres, las cuales, a su vez, lo anunciaron a los discípulos.
Y yo estaba allí... para recibir en mí la resurrección de Cristo, la resurrección gloriosa de su Divina Voluntad.

2°: La Ascensión. Jesús se ausenta visiblemente con su Cuerpo resucitado y glorificado. Pero El ha dicho: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta la consumación del mundo” (Mt 28,20). Y también: “No es dejaré huérfanos” (Jn 14,18), y nos ha dado su Madre como Madre de la Iglesia y signo de su unidad.
Y yo estaba allí..., en la tierra y en Cielo, visible e invisibile, en el mundo y con el Padre. Para preparar el momento glorioso en que lo que es natural se haga sobrenatural y lo que es sobrenatural sea para nosotros natural, y todo sea consumado en la Unidad.

3°: El Espíritu Santo se da a la Iglesia en Pentecostés. Jesús dijo: “El os conducirá a la Verdad por entero...” (Jn 16,13). Con la fuerza de la Verdad, El nos prepara a su Reino. La Verdad se hace Vida y así forma en nosotros la Vida de Jesús, su misma vida interior: eso es su Reimo. El, el Espíritu Santo, es con su Querer Divino el Divino Realizador del Reino.
Y yo estaba allí..., porque allí estaba la Iglesia de todos los siglos, para recibir la Fecundidad Divina y ser transformada en el Amor.

4°: La Asunción de María al Cielo. Otra subida, esta vez es al Cielo. Es María, la Inmaculada, la Toda Santa, que en cuerpo y alma, es llevada por su Divino Hijo, transfigurada en El, al Cielo.
Y yo estaba allí..., porque el último gesto de amor de nuestra Madre bendita fue llevarse nuestro nombre y nuestro retrato en su Corazón al Cielo.
5°: La Gloria di María, coronada Reina de Cielos y tierra. “A quien todo da, todo se le da”. A Aquella que nada ha negado a Dios, Dios no puede negarle nada. A Aquella que ha hecho reinar la Voluntad de Dios, la Voluntad de Dios la hace reinar con Ella. ¡Es el verdadero Triunfo de la Voluntad de Dios en María!
Y SI YO HAGO COMO HIZO ELLA, YO ESTARÉ ALLÍ...

AUTOR: PADRE PABLO MARTÍN SANGUIAO