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Tuesday, 23 September 2014
Monday, 22 September 2014
Devociones anexas a cada día de la semana.
v A principios de la edad media, el lunes, o segunda feria, estaba
consagrado al culto especial del Hijo de Dios, la sabiduría eterna; más
adelante fue dedicado al Espíritu Santo, para implorar su asistencia al
principiar las tareas de la semana, y finalmente en el día se consagra al
alivio de las almas del Purgatorio, pero es una devoción libre y voluntaria que
la Iglesia aprueba sin prescribirla.
v El martes, o tercera feria, está generalmente consagrado al
culto de los Santos Ángeles y en especial alÁngel custodio. ¿No advertís cuán
ingeniosa es la piedad para conservar en el hombre interesante recuerdos,
nobles ideas de sí mismo y vivos sentimientos de la gratitud? Creedme; cuando s
ehace al hombre reconocido, se le hace al mismo tiempo bueno (Amalar. Divin
ofic. Lib. IV, c. 13El miércoles, o cuarta feria, es el día elegido por la
devoción para honrar a San José, y alcanzar la gracia de una buena muerte.
v Desde los siglos apostólicos ha sido el miércoles el objeto de
una devoción particular en la Iglesia de Oriente y en la de Occidente (S.
Epiph. Haeres. III, n. 22): era un día de estación, es decir de ayuno y de
reunió en los sitios de oración o en los sepulcros de los mártires, a donde
acudían muy temprano, y no salían hasta la hora nona, es decir hasta las tres
de la tarde en que acababa la misa y el pequeño ayuno que se practicaba en este
día. Llamábase “pequeño ayuno”, porque tenía tres horas menos que el de la
Cuaresma, de las cuatro Témporas y de las vigilias de las grandes festividades,
y porque no era de obligación tan estricta, al menos en Occidente Albaspin.
Observ. Lib I, c. 16; tertul. De Orat.Iguales ejercicios de piedad y de
penitencia se practicaban el viernes o sexta feria. ¿Deseais por qué había
consagrado la Iglesia estos dos días a reanimar la devoción de sus hijos con el
ayuno y la oración? En conmemoración de lo que sucedió a Nuestro Señor la
antevíspera y el día de la Pasión. En el miércoles recordaba a sus hijos el
consejo de los judíos, en que se había resuelto dar muerte a Jesucristo, y en
el viernes les mostraba la ejecución del proyecto deicida. La Iglesia ha
creído, por consiguiente, ¿y quién puede vituperarla? Que los crímenes de los
hombres, verdadera causa de la muerte del Hijo de Dios, deberían ser para sus
hijos un motivo de tristeza en estos dos días de la semana, así como su
resurrección era para ellos motivo de consuelo y regocijo en el día domingo (S.
Aug. Epist. XXXVI. Ad Casul. n. 30; Baron. Ann. 34, n. 168).La Iglesia griega,
a pesar de sus tribulaciones y de las diversas revoluciones que ha sufrido, ha
conservado hasta nuestros días la costumbre de ayunar todos los miércoles y
viernes del año, con pocas excepciones. En la Iglesia latina, el ayuno de estos
días fue libre hasta el siglo IX, pero se cambio después en simple abstinencia.
La del viernes fue muy pronto considerada como de obligación, y pasó a ser de
ley. Las abstinencia del miércoles y del sábado fue libre hasta el siglo XIV,
pero habiéndose abolido paulatinamente la del miércoles, se fortaleció de tal
suerte la del sábado, que llegó a ser tan indispensable como la del viernes
(Tomas. De los ayunos, parte II, c. 55, n. 3, 4 y 5.)
v El jueves, o la quinta feria, se refiere, como sabéis, a un
recuerdo tan consolador, que los fieles han honrado este día con un fervor
particular. El Hijo de Dios instituyó en un jueves el Sacramento de
laEucaristía, en el cual lega al género humano para siempre su carne y su
sangre para que la comamos y la bebamos: Sacramento (Ver: Sacramentos) augusto
que constituye al Salvador, triunfante en el cielo, en compañero de nuestra
peregrinación, y en prisionero de su amor en nuestros tabernáculos. Los jueves
del año parecen haber sido destinados, especialmente desde la institución de la
festividad del Corpus, a renovarla, por los oficios públicos, como por las
devociones particulares; de modo que casi sucede todos los jueves del año,
relativamente a la fiesta del Corpus, lo que todos los domingos respecto de la
festividad de Pascua, es decir, que son aquellos una octava continua del
misterio de la Eucaristía, como estos de la Resurrección.
v El viernes, o sexta feria, está consagrado a la Pasión. En Una
gran parte de la cristiandad se cerraban en este día los tribunales (Sozom.
Lib. I, c. 8) y el ayuno se observó en él tanto en Oriente como en el Occidente
hasta el siglo IX. En esta época se trocó en una simple abstinencia, pero de la
cual hizo la Iglesia una ley tan rigurosa que solo dispensa de ella en la
fiesta de Navidad, cuando cae en viernes (Tomas, de los ayunos, parte II, c. 14
y 15). Los fieles tienen costumbre de añadir a las tres de la tarde de este día
a la abstinencia la recitación de cinco Padre nuestros y cinco Ave María, en
honor de las cinco llagas de Nuestro Señor.
v El sábado fue durante muchos siglos tanta fiesta como los
domingos, y esto por varias razones: en primer lugar para honrar el descanso
del Señor después de la creación, y recordar al hombre que también él, imagen
de Dios, creaba en cierto modo durante esta vida, y que entraría un día en el
sábado, o el descanso eterno, figurado por el séptimo día. En segundo lugar, se
recuerda que el Salvador había escogido con frecuencia el día del sábado para
hacer curaciones y milagros, y para ir a predicar en las sinagogas. Esta
consideración decidió al emperador Constantino a dar su ley para que se honrase
particularmente el sábado (Eusebio, Vit, Const. Lib IV, c. 18, pag. 524)
NUESTRA SEÑORA DE LAS LAGRIMAS
ORACIONES PARA IMPLORAR
SUS FAVORES
SUS FAVORES
I
Conmovido con el prodigio del derramamiento de tus lágrimas, oh misericordiosísima Virgen de Siracusa vengo hoy a postrarme a tus pies, y animado con una sencilla confianza por tantas gracias como has ido concediendo, vengo a ti, oh Madre de clemencia y de piedad, para abrirte mi corazón, para arrojar en tu dulce corazón de Madre todas mis penas, para unir mis lágrimas a las tuyas: las lágrimas del dolor por mis pecados y las lágrimas de los dolores que me afligen.
Míralas, oh Madre querida, con rostro benigno y con ojos de misericordia, y por el amor que tienes a Jesús dígnate consolarme y escucharme.
Por tus santas e inocentes lágrimas dígnate impetrarme de tu divino Hijo el perdón de mis pecados, una fe viva y ardiente, y la gracia que ahora, te pido...
Oh Madre mía, y esperanza mía, en tu Corazón inmaculado y dolorido pongo toda mi confianza.
Corazón Inmaculado y dolorido de María, ten compasión de mi.
Rezar la Salve.
II
Oh Madre de Jesús y Madre nuestra llena de piedad, cuántas lágrimas derramaste en el curso de tu vida.
Tu que eres madre, comprendes perfectamente la angustia de mi corazón que aunque me sienta indigno de tu misericordia me impele a recurrir a tu corazón de madre con confianza de hijo.
Tu corazón siempre rico en misericordia nos ha abierto una nueva fuente de gracias en estos tiempos de tantas miserias.
De lo profundo de mi bajeza elevo a ti mi voz, oh Madre bondadosa, a ti recurro, Madre llena de piedad, e imploro el bálsamo consolador de tus lágrimas y de tus gracias sobre mi corazón abrumado por el dolor.
Tu llanto materno me da la esperanza de que me has de escuchar benignamente.
Oh Corazón acongojado de María, obténme de Jesús aquella fortaleza con que soportaste las grandes penas de tu vida a fin de que cumpla siempre, con resignación cristiana y aun en medio del dolor, la voluntad divina.
Obténme, oh dulce Madre, que crezca mi esperanza, y si es conforme a la voluntad divina, obténme también, por tus lágrimas inmaculadas, la gracia que con tanta fe y viva esperanza te pido ahora....
Oh Virgen de las Lágrimas, vida, dulzura y esperanza mía, en ti pongo hoy y para siempre toda mi confianza.
Corazón inmaculado y dolorido de María, ten compasión de mi.
Rezar la Salve.
III
Oh Mediadora de todas las gracias, Salud de los enfermos, consoladora de los afligidos, dulce y triste Virgen de las Lágrimas, no abandones a tu hijo en su dolor, sino como Madre llena de benignidad dígnate venir solícitamente a mi encuentro. Ayúdame, asísteme; recibe los gemidos de mi corazón y enjuaga piadosamente las lágrimas que riegan mi rostro.
Por las lágrimas de compasión con que al pie de la cruz acogiste en tu seno maternal a tu Hijo muerto recíbeme también a mi pobre hijo tuyo, y obténme con la gracia divina un aumento de amor a Dios y a mis hermanos que son también hijos tuyos.
Por tus preciosas lágrimas, obténme también, oh amabilísima Virgen de las Lágrimas, la gracia que ardientemente deseo y que ahora pido confiadamente con amorosa insistencia…
Oh Virgen de Siracusa, madre de amor y de dolor, a tu Corazón Inmaculado y dolorido consagro mi pobre corazón; recíbelo, guárdalo. sálvalo con tu amor santo y que jamás falla.
Corazón inmaculado y dolorido de María, ten compasión de mi.
Rezar la Salve.
A NUESTRA SEÑORA
DE LAS LAGRIMAS
DE LAS LAGRIMAS
Virgen de las Lágrimas, te vengo a saludar con palabras sencillas:
Haz que hoy sea el día más feliz de mi vida.
Haz que hoy sea el día más feliz de mi vida.
Me siento feliz. Me siento bien, no solo de salud corporal, sino sobre todo de salud espiritual.
Las pequeñas molestias y dificultades de cada día las que vendrán a visitarme hoy las acepto no solo con resignación sino con alegría. Se que Dios me las envía precisamente porque me quiere.
Que bien lo dice el refrán: "Quien bien te quiere te hará llorar."
Todo esto lo ofrezco por tu mediación al Sagrado Corazón de Jesús con todos mis pensamientos, palabras y obras de este día.
Y ahora, quisiera hacerte una petición... (pídase lo que se desea conseguir).
Virgen de las Lágrimas, se que con tus lágrimas podré conseguir de Jesús lo que pido si él ve que ha de ser para mi bien.
Durante el día de hoy me acordaré de Jesús y de ti como os acordáis vosotros de mí, pobre pecador.
Virgen de las lágrimas, bendíceme en este día.
AMEN
AMEN
SÚPLICA A LA VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS
Virgen de las Lágrimas, socórrenos: con la luz que irradia de tu Bondad, con el consuelo que brota de tu Corazón, con la paz, tú que eres reina de la paz.
Con toda confianza, te presentamos nuestra súplica: aquí están nuestras penas para que nos consueles, nuestros cuerpos para que los sanes, nuestros corazones, para que los llenes de contrición y caridad, nuestras almas, para que obtengas su salvación.
Recuerda, o Corazón doloroso e inmaculado que ante tus Santas Lágrimas, Jesús no te negó nunca nada. Dígnate pues, Madre Santa, a unir nuestras lágrimas a las Tuyas, para que tu divino Hijo nos conceda la gracia... (hágase aquí la petición) que con tanto ardor te imploramos.
¡Madre amantísima, de las Lágrimas y de la Misericordia, ten piedad de nosotros!
NUESTRA SEÑORA DE LAS LAGRIMAS - CATEQUESIS DE JUAN PABLO II
LAS LÁGRIMAS DE LA VIRGEN
TESTIMONIAN SU PRESENCIA
TESTIMONIAN SU PRESENCIA
1. Hay un lugar en Jerusalén, en la ladera del Monte de los Olivos, donde, según la tradición, Cristo lloró por la ciudad de Jerusalén. En esas lágrimas del Hijo del hombre hay casi un eco lejano de otro llanto al que se refiere la primera lectura tomada del libro de Nehemías. Después del regreso de la esclavitud Babilónica, los Israelitas decidieron reconstruir el templo. Pero antes escucharon las palabras de la sagrada Escritura y del sacerdote Esdras, que bendijo después al pueblo con el libro de la Ley. En ese momento todos rompieron en llanto. En efecto, leemos que el gobernador Nehemías y el sacerdotes Esdras dijeron a los presentes: "Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios; no estéis tristes ni lloréis". "No estéis tristes, la alegría del Señor es vuestra fortaleza" (Ne 8, 9. 10). El llanto de los israelitas era de alegría por haber recuperado el templo y haber reconquistado la libertad.
2. Por el contrario, el llanto de Cristo en el Monte de los Olivos no fue de alegría, En efecto, exclamó: "¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa" (Mt 23, 37-38).
En el llanto de Jesús por Jerusalén se manifiesta su amor a la ciudad santa y, al mismo tiempo, el dolor que experimentaba por su futuro no lejano, que prevé: la ciudad será conquistada y el templo destruido; los jóvenes serán sometidos a su mismo suplicio, la muerte en cruz. "Entonces se pondrán a decir a los montes: ‘¡caed sobre nosotros!’ Y a las colinas: ‘¡cubridnos!’ Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?" (Lc 23, 30-31).
3. Sabemos que Jesús lloró en otra ocasión, junto a la tumba de Lázaro. "Los judíos entonces decían: ‘Mirad cómo quería’. Pero algunos de ellos dijeron: ‘Éste que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?’" (Jn 11, 36-37). Entonces Jesús, manifestando nuevamente una profunda turbación, fue al sepulcro, ordenó quitar la piedra y, elevando la mirada al Padre, gritó con voz fuerte: "¡Lázaro, sal fuera!"(cf. Jn 1, 38-43).
4. El evangelio nos habla también de la conmoción de Jesús, cuando exultó en el Espíritu Santo y dijo:
"Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito" (Lc 10, 21). Jesús se alegra por la paternidad divina; se alegra porque puede revelarla y, por último porque pude irradiarla de modo especial para los pequeños. El evangelista Lucas define todo eso como un regocijo en el Espíritu Santo. Regocijo que impulsa a Jesús a revelarse aún más: "Todo me ha sido entregado por mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo, y Aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Lc 10, 22).
5. En el Cenáculo, Jesús predice a los Apóstoles su llanto futuro: "En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo", Y añade: "La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto, por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo" (Jn 16, 20-21). Así, Cristo habla de la tristeza y de la alegría de la Iglesia, de su llanto y de su alegría, refiriéndose a la imagen de una mujer que da a luz.
6. Los relatos evangélicos no recuerdan nunca el llanto de la Virgen. No escuchamos su llanto ni en la noche de Belén, cuando le llegó el tiempo de dar a luz al Hijo de Dios, ni tampoco en el Gólgota, cuando estaba al pie de la cruz. Ni siquiera podemos conocer sus lágrimas de alegría, cuando Cristo resucitó.
Aunque la sagrada Escritura no alude a ese hecho, la intuición de la fe habla en favor de él. María, que llora de tristeza o de alegría, es la expresión de la Iglesia, que se alegra en al noche de Navidad, sufre el Viernes santo al pie de la cruz y se alegra nuevamente en el alba de la Resurrección. Se trata de la Esposa del Cordero, que nos ha presentado la segunda lectura, tomada del libro del Apocalipsis (cf. 21, 9).
7. Conocemos algunas lágrimas de María por las apariciones con las que ella de vez en cuando acompaña a la Iglesia en su peregrinación por los caminos del mundo. María llora en La Salette, a mediados del siglo pasado, antes de las apariciones de Lourdes, en un período durante el cual el cristianismo en Francia afronta una creciente hostilidad.
Llora también aquí, en Siracusa, al término de la segunda guerra mundial. Se puede comprender dicho llanto precisamente en el marco de esos hechos trágicos: la inmensa hecatombe causada por el conflicto; el exterminio de los hijos e hijas de Israel; y la amenaza para Europa que proviene del este, constituida por el comunismo declaradamente ateo.
También en ese período llora la imagen de la Virgen de Czestochowa, en Lublín: éste es un hecho poco conocido fuera de Polonia. Por el contrario se difundió ampliamente la noticia del acontecimiento de Siracusa, y fueron numerosos los peregrinos que vinieron aquí. También el cardenal Stefan Wyszynski vino aquí en peregrinación en 1957, después de haber sido excarcelado. Yo mismo, que por aquel entonces era un obispo joven, vine aquí durante el Concilio, y pude celebrar la santa misa el día de la conmemoración de todos los fieles difuntos.
Las lágrimas de la Virgen pertenecen al orden de los signos; testimonian la presencia de la Madre Iglesia en el mundo. Una madre llora cuando ve a sus hijos amenazados por algún mal, espiritual o físico. María llora participando en el llanto de Cristo por Jerusalén, junto al sepulcro de Lázaro y, por último, en el camino de la cruz.
8. Pero conviene recordar también las lágrimas de Pedro, El evangelio de hoy narra la confesión de Pedro en las cercanías de Cesarea de Filipo. Escuchemos las palabras de Cristo: "Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17). Hay otras palabras muy conocidas del Redentor a Pedro: "En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces" (Jn 13, 38). Y así sucedió. Pero, cuando en la casa del sumo sacerdote, Jesús miró a Pedro en el momento en que cantó el gallo, éste "recordó las palabras del Señor. Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente" (Lc 22, 61-62). Lágrimas de dolor y de conversión, que confirman la verdad de su confesión. Gracias a ellas, después de la resurrección, pudo decir a Cristo: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo" (Jn 21, 17).
9. Hoy, aquí en Siracusa, puedo dedicar el santuario de la Virgen de las Lágrimas. Aquí estoy finalmente, por segunda vez, pero ahora vengo como Obispo de Roma, como Sucesor de Pedro, y realizo con alegría este servicio a vuestra comunidad, a la que saludo con afecto.
10. Oigo resonar hoy en mí, en este lugar, las palabras que Cristo dirige a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19).
Estas palabras de Cristo expresan la suprema autoridad que él posee como Redentor: el poder de perdonar los pecados, que adquirió al precio de su sangre derramada en el Gólgota; el poder de absolver y perdonar.
11. Santuario de la Virgen de las Lágrimas, has nacido para recordar a la Iglesia el llanto de la Madre.
Recuerda también el llanto de Pedro, a quien Cristo confió las llaves del reino de los cielos para el bien de todos los fieles. Que esas llaves sirvan para atar y desatar, para redimir toda miseria humana.
Vengan aquí, entre estas paredes acogedoras, cuantos están oprimidos por la conciencia del pecado y experimenten aquí la riqueza de la misericordia de Dios y de su perdón. Los guíen hasta aquí las lágrimas de la Madre. Son lágrimas de dolor por cuantos rechazan el amor de Dios, por las familias separadas o que tienen dificultades, por la juventud amenazada por la civilización de consumo y a menudo desorientada, por la violencia que provoca aún tanto derramamiento de sangre, y por las incomprensiones y los odios que abren abismos profundos entre los hombres y los pueblos.
Son lágrimas de oración: oración de la Madre que da fuerza a toda oración y se eleva suplicante también por cuantos no rezan, porque están distraídos por un sin fin de otros intereses, o porque están cerrados obstinadamente a la llamada de Dios.
Son lágrimas de esperanza, que ablandan la dureza de los corazones y los abren al encuentro con Cristo redentor, fuente de luz y paz para las personas, las familias y toda la sociedad.
Virgen de las Lágrimas, mira con bondad materna el dolor del mundo. Enjuga las lágrimas de los que sufren, de los abandonados, de los desesperados y de las víctimas de toda violencia.
Alcánzanos a todos lágrimas de arrepentimiento y vida nueva, que abran los corazones al don regenerador del amor de Dios. Alcánzanos a todos lágrimas de alegría, después de haber visto la profunda ternura de tu corazón.
¡Alabado sea Jesucristo!
6 de noviembre de 1994
Sunday, 21 September 2014
ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.
A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!
Ayudad a mis hermanos y parientes.
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí.
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe.
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí.
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe.
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.
V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.V. Que en paz descansen. R. Amén.
ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN
POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Oraciones de Santificación del Día
ORACIONES PARA LA MAÑANA
Oración para comenzar el día
Señor, en el silencio de este día que comienza, vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza. Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, dulce y prudente. Ver por encima de las apariencias a tus hijos como Tu mismo los ves y así no ver más que el bien en cada uno de ellos. Cierra mis ojos a toda calumnia, guarda mi lengua en toda maldad, que sólo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu, que sea benévolo y alegre, que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia. Revísteme de Ti, Señor, y que a lo largo de este día yo te irradie.
Oración para pedir protección
Altísimo Dios de todo lo creado. Verdad infalible en quien creo. Clemencia infinita en quien espero. Bondad inmensa a quien amo sobre todas las cosas y a quien me pesa haber ofendido. Te doy gracias por haberme creado, redimido, bautizado, y conservado; y por todos los beneficios que me has hecho hasta ahora. Te ofrezco todos los pensamientos, palabras, obras y sufrimientos de este día con intención de ganar sus indulgencias y aplicarlas por las almas del purgatorio.
No permitas, Padre mío, que te ofenda. Líbrame de las tentaciones del demonio. Dame fuerza para huir de las ocasiones de pecar y vencer mis pasiones. Haz que cumpla con el fin para el cual estoy en el mundo, que conozca tu voluntad, que me preocupe por la salvación de mi alma y por hacer el bien a mi prójimo. Que viva el día de hoy como si fuera el último de mi vida. Para que merezca gozarte en el reino eterno de la gloria.
Te lo pido por los méritos de mi Señor Jesucristo y la intercesión de mi Madre, la siempre Virgen María, de mi ángel de la guarda, de San José, de San(ta)…, y demás patronos y abogados míos. Amén.
ORACIONES DURANTE EL DÍA
Al salir de casa
Dirigid, Señor, mis pasos como dirigisteis los de Tobías. El Arcángel San Rafael me acompañe y defienda de los lazos del mundo, para que vuelva a casa sin daño de alma y cuerpo.
Al comenzar una obra
Os ofrezco, Dios mío, este trabajo; bendecidlo para que redunde en gloria vuestra y bien de mi alma.
Al sentir una tentación
¡Señor, no me dejes caer en la tentación! ¡Oh Señora mía!, acordaos que soy vuestro; guardadme y defendedme como cosa y propiedad vuestra. Angel de mi guarda, defendedme. Antes morir que pecar.
Al oir alguna blasfemia
Bendito sea Dios. Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. (Rezar un Avemaría). Virgen santísima, Reina de cielos y tierra, os amo con todo mi corazón. Perdonadle, Señor, que no sabe lo que dice.
Antes de comer
Bendice, Señor, los alimentos que vamos a tomar y haz que nos aprovechen para ocuparnos en vuestro santo servicio. Padrenuestro y Gloria.
En acción de gracias
Te damos gracias por todos tus beneficios, Dios todopoderoso, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Comunión espiritual
Creo, Señor Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento. Me pesa de verdad haberte ofendido. Te amo sobre todas las cosas, y deseo con ardor recibirte, pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que jamás me aparte de ti.
Jaculatorias
¡Dios mío, y todas mis cosas!
Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Dulcísimo Jesús! no seas mi Juez, sino mi Salvador!
¡Jesús, María y José!
Dulce Corazón de María, sed mi salvación.
Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Dulcísimo Jesús! no seas mi Juez, sino mi Salvador!
¡Jesús, María y José!
Dulce Corazón de María, sed mi salvación.
ORACIONES PARA LA NOCHE
Oración para pedir perdón
Oh Dios, dame en esta hora la gracia de reconocer debidamente mis pecados ante ti, y de arrepentirme de ellos verdaderamente. Borra de tu libro, Señor de misericordia, mis múltiples acciones cometidas contra ti. Perdóname todas las distracciones en la oración, mis pecados de omisión, y mis pecados deliberados contra la conciencia.
Dame luz para ver lo que he de hacer, valor para emprenderlo y firmeza para llevarlo a cabo. Que en todas las cosas avance en la obra de santificación, de la realización de tu voluntad; y que en definitiva, por tu misericordia, pueda alcanzar la gloria de tu Reino eterno, por Jesucristo nuestro Señor. (Venerable J. H. Newman)
Oración al acostarse
Oh buen dios, haced que mientras yo duerma, mi corazón esté velando: que sea yo preservado de todo mal por vuestros ángeles, a los cuales ordenasteis que me guarden en todos mis caminos. Protesto que mientras estaré entregado al sueño, quisiera adoraros del modo que os adoran vuestros ángeles en el cielo, y ya que la naturaleza exige el reposo de mi frágil y miserable cuerpo, os ofrezco las adoraciones que os tributan los espíritus celestiales, así como las oraciones, las lágrimas, las mortificaciones y penitencias de todos vuestros siervos que pasan una gran parte de la noche entregados a estos piadosos ejercicios.
Aceptad, Dios mío, estos ofrecimientos y deseos de mi corazón, para que de día y de noche no cese de alabar vuestro santo nombre. Os pido, Señor, esta gracia por los méritos del Sagrado Corazón de vuestro santísimo Hijo mi Redentor y Salvador mío.
Antes de entregarse al sueño
Tendido al verme sospecho
/ que está la muerte cercana. /
¿Me levantaré mañana? / ¿Será mi tumba este lecho? / Señor, ten mi pecho / lleno de Tu amor, de suerte / que no me asuste la muerte, / venga cuando Tú dispongas, / con tal que al morir me pongas / donde pueda amarte y verte. /
Señor mío Jesucristo, / Padre de mi corazón, / perdona mis pecados que Tú sabes / mejor que yo cuántos son. / Son infinitos ¡Dios mío! / Infinitos, Señor, son. / Echame la penitencia / y dame la absolución / y si esta noche me muero / me sirva de confesión.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía
Rosario de las Mil Avemarías
Este Rosario de las Mil Avemarías fue un pedido expreso de Nuestra Señora en las apariciones de Jacareí. Ver esta apariciones en Reina y Mensajera de la Paz de Jacareí, Brasil ( 7 de febrero)
“¡Id adelante, caminad! ¡Andad! ¡Hablad! ¡Llevad Mis Tesoros, Mis Gracias, Mis Mensajes de este Lugar a todo vuestro País y al mundo todo! Perseverad en la Cruzada del Rosario, en la Oración de las Mil Ave Marías,porque muchas Naciones serán salvas por estas Oraciones, inclusive vuestra Nación tan inicua y dominada por el pecado y por satanás.” María Santísima 08/08/2010 – Jacareí SP – Brasil
“¡Rezad el Rosario! ¡Haced Cercos de Jericó! ¡Haced las Mil Ave Marías! Haced los Cenáculos que la Madre de Dios os mandó de casa en casa, rezando la Hora de la Paz y el Rosario Meditado de Ella, porque estas oraciones pueden todavía salvar muchas almas que tienen posibilidad de salvación.” San Lorenzo 12/09/2010 – Jacareí SP – Brasil
“Mis hijos, rezad. Rezad. Rezad. Continuad rezando las Mil Ave Marías con frecuencia pues es por medio de ellas que muchas Naciones serán salvas, inclusive la vuestra. La Paz.” San José 20/05/2010 – Jacareí SP – Brasil
“Queridos hijos, os agradezco mucho estas Ave Marías que Me rezaste. Os agradezco las Ave Marías que dijisteis para Mí aquí durante todo este año. Esta oración de las Mil Ave Marías es agradabilísima a Dios y a Mí y no podéis imaginar cuánto bien ella hace al mundo, a vuestras almas, a toda la humanidad. Esta oración hace estremecer el infierno entero! Y hace toda la Corte Celestial del Paraíso unirse a vuestra oración, formando una única súplica ardiente de amor. Con esta oración de las Mil Ave Marías vosotros realizáis todo: meditación, oración mental, oración vocal, súplicas, acción de gracias, intercesión y alabanza. Las almas que rezan esta oración con sincero cariño por Mí Me dan lo que Yo deseo y más espero de ellas:
Oración, generosidad, amor, donación… Estas almas que Me sirven, que Me aman por medio de las Mil Ave Marías son como Serafines de puro amor, que Me consuelan en Mi gran tristeza…, ¡todo haría por ellas!
A todos que Me rezaren estas Mil Ave Marías doy una Bendición Extraordinaria… A todos Bendigo generosamente, ¡la Paz!” María Santísima 26/12/2009 – Jacareí SP – Brasil
ORACIONES DE LAS MIL AVE MARÍAS
Se reza un PADRE NUESTRO y 50 AVE MARÍAS para cada Misterio. Entre los Misterios se rezan las siguientes oraciones:
+ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, así como era en el principio ahora y siempre y por los siglos de los siglos. ¡Amén!
+ Oh! María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos.
+ Oh! Jesús Mío perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno conduce a todas las almas al Cielo especialmente a las más necesitadas de Tu Misericordia, líbranos de las guerras, de las maldades, de la violencia y danos la Paz!
+ Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz de Jacareí, rogad por nosotros. Amantísimo Corazón de San José de Jacareí, rodad por nosotros. Sacratísimo Corazón de Jesús de Jacareí ten piedad de nosotros.
+ ¡Oh! Jesús es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores, en desagravio de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María y del Amantísimo Corazón de San José, por las Almas del Purgatorio, por la Paz del mundo, por las intenciones del Santuario de las Apariciones de Jacareí, por todos los Videntes y locales de las Apariciones del mundo entero, por todos los Planes y por el Triunfo de Vuestros Sacratísimos Corazones en Jacareí y en el mundo entero que nosotros os ofrecemos estas oraciones que rezamos. ¡Así sea!
Inicio
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
!Oh! María Santísima comienzo ahora la oración de estas Ave Marías, dadme la gracia de rezarlas del comienzo hasta el fin con fervor, devoción y piedad; concededme la gracia de concentrarme perfectamente en la meditación de los Misterios de Vuestra Vida y también en Vuestros Mensajes y por Vuestra gran Bondad haced que ellas sean saludables para mi alma y que de esta meditación y oración yo pueda sacar santas resoluciones de conversión para mi vida. ¡Amén!
Credo
Contemplación de los Misterios
En cada Misterio se medita un Mensaje.
1º Misterio
Por el Misterio de la Aparición del Santo Ángel Gabriel a Vuestros Santos padres, Santa Ana y San Joaquín anunciando Vuestro milagroso nacimiento, Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Recen, recen el Rosario todos los días, por amor a Mí y no por obligación. ¡Yo os amo!” Nuestra Señora en las Apariciones de Jacareí, Febrero de 1999.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
2º Misterio
Por el Misterio de Vuestra Inmaculada Concepción, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Yo Soy la Virgen Inmaculada, Soy la Inmaculada Madre de Dios, concebida sin la mancha del pecado original. Vengo a pedir que recéis mucho el Santo Rosario, ¡rezadlo todos los días!” María Santísima, Alemania 1952.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
3º Misterio
Por Vuestro Santo Nacimiento, más bella que la luna, más brillante que el sol, más hermosa que todas las flores, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Yo Soy la Madre de Dios, vengo a pedir que recéis el Santísimo Rosario, que hagáis mucha penitencia, rezad muchos Rosarios por la Conversión y Salvación de la humanidad y decid a todos que hagan lo mismo” María Santísima, Italia 1951.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
4º Misterio
Por Vuestra Santa Infancia y por Vuestra Consagración en el Templo a los 3 años de edad, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Yo Soy la Madre de Dios Bendita, vengo a pedir Oración, Sacrificio y Penitencia. El mundo corre un gran peligro, satanás salió del abismo con todos sus demonios decidido a llevar toda la humanidad a la perdición eterna, rezad mucho el Santo Rosario es la única defensa eficaz contra él, y decid a todos que recen el Rosario para defenderse de satanás!” María Santísima, Italia 1951.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
5º Misterio
Por Vuestra salida del Templo para desposar por orden Divina el castísimo San José para así prepararse para la Encarnación del Verbo, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Yo Soy la Madre de Dios, no tengáis miedo, Yo vine del Cielo. Vine para decir que vendrán grandes castigos mandados por Dios para punir los crímenes de este mundo. ¡Decid al pueblo que recen muchos Rosarios y haga intensa penitencia!” María Santísima en Catania, Italia en el año 1954.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
6º Misterio
Por el Misterio de la Anunciación, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Yo Soy la Virgen María, la Madre de Dios, haced penitencia, volved al Señor que es el Dios de vuestra Salvación y de vuestra Paz!” María Santísima en Aluno Italia en el año 1951.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
7º Misterio
Por el Misterio de la Visitación, Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Cumplid los Mandamientos de Dios, Mis hijos, vivid el verdadero amor para con Nuestro Señor, ÉL merece y debe ser amado por todos vosotros, ¡quien no cumpla esto no se salvará! María Santísima, Italia 1954.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
8º Misterio
Por el Misterio del Nacimiento de Jesús, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Rezad y haced penitencia, vivid el verdadero amor y desprendeos de las cosas de la Tierra, pues os digo Mis hijos se no os desprendéis de las cosas de esta Tierra pereceréis por causa de ellas! María Santísima en Ibides, España en el año 1954.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
9º Misterio
Por el Misterio de la Presentación, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Rezad muchos Rosarios y haced penitencia, el Altísimo está entristecido y airado por los crímenes y pecados de este mundo, haced penitencia para aplacar el Señor, ¡rezad por la Conversión de los pecadores! María Santísima en Tierriembar, Francia 1960.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
10º Misterio
Por el Misterio del Encuentro con Vuestro Divino Hijo, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Vengo a pedir oraciones, oraciones de amor, oraciones sinceras rezad por la conversión de toda la humanidad, pues si no rezareis un gran castigo desencadenará sobre el mundo entero, el Padre Omnipotente está airado y decidido a dar un basta a tanto mal en la Faz de la Tierra. ¡Rezad por la Conversión de los que no creen!” María Santísima en Bande, Luxemburgo en el año 1954.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
11º Misterio
Por el Misterio de la Agonía en el Huerto, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Penitencia, penitencia, penitencia. Convertíos sin demora, en breve vendrá un gran castigo, penitencia y oración!” María Santísima en Esquímones, Lituania en el año 1962.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
12º Misterio
Por el Misterio de la Flagelación, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Penitencia y Conversión, arrepentíos. El Señor ya está saturado de ofensas, de indiferencias y de ingratitudes de los seres humanos, de sus hijos tan beneficiados por ÉL, regresad a Nuestro Señor y no hagáis que ÉL se entristezca más!” María Santísima en Estornarela, Italia en el año 1959.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
13º Misterio
Por el Misterio de la Coronación de Espinas, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Melanie lo que te voy a decir ahora no será un secreto para siempre, tú lo puedes publicarlo en 1958. Los Sacerdotes Ministros de Mi Hijo, los sacerdotes por causa de sus vidas malas, por sus irreverencias y por su impiedad al celebrar los Santos Misterios, por el amor al dinero, el amor a las honras y a los placeres, los sacerdotes se convertirán en cloacas de impureza. Si, los sacerdotes provocan la venganza y la venganza pende sobre sus cabezas. Ay de los sacerdotes y personas Consagradas a Dios que, por sus infidelidades y malas vidas, crucifican Mi Hijo de nuevo, los pecados de las personas Consagradas a Dios claman al Cielo y atraen la venganza, y he aquí que la venganza está a sus puertas porque ya no se encuentra a nadie para implorar Misericordia y Perdón para el pueblo, ya no hay almas generosas, no hay nadie digno de ofrecer La Víctima sin mancha al Eterno por el mundo, Dios va a castigar de una manera sin precedentes, ay de los habitantes de la Tierra. ¡Dios va agotar Su cólera y nadie podrá huir a tantos males juntos!” María Santísima en La Sallete, Francia Setiembre de 1846.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
14º Misterio
Por el Misterio del Cargamento de la Cruz, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Penitencia, penitencia, penitencia por los pecadores, si Mi pueblo no se somete a hacer penitencia Me veo forzada a dejar caer gran castigo, los diez mandamientos no son más observados, el Nombre de Mi Divino Hijo es arrastrado por la lama de la más terrible blasfemia, el día del Señor es profanado sin respeto, cometen más pecados en un solo día Santo que en seis días de trabajo, cuántos hombres corren hacia la perdición del mundo, se precipitan en el gozo y en el abismo de los placeres, la multitud de los pecados cometidos es tal que Mi Corazón está ahogado en un torrente de amargura y de tristeza. Ay del mundo por causa del escándalo, de la blasfemia, de la envidia y de la calumnia y del desprecio del día del Señor es esta la causa de grandes castigos en las familias y en Polonia, y esos malditos salones de bailes que son la red del propio satanás, pobre jóvenes! Cuántas almas que caen en el infierno como lluvia de nieve que casi cierra la claridad del día, el pueblo está peor que en el tiempo del Diluvio, la ira de Dios está derramada sobre las Naciones y no tardará en llegar al Brasil si no hiciereis penitencia. Yo os prometo si todos los católicos rezaren el Rosario todos los días el Ángel de la Paz no tardará en descender sobre la Tierra pero, si no hiciereis penitencia los tiempos serán graves. Rezad, rezad hijos Míos, para que se aplaque la ira de Dios! María Santísima en Erechim, Rio Grande do Sul, Brasil Setiembre de 1951.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
15º Misterio
Por el Misterio de la Muerte de Nuestro Señor, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“El mundo está cada vez peor, no sé lo que hace falta para que se salven, están cometiendo crímenes, pecados, sacrilegios, el mundo está invadido por el pecado, repara que no hay nada más que perversidad, no hay amor, no hacen caso de Mis Avisos, estoy avisando constantemente, pero cierran sus oídos. El castigo está muy próximo no sé de qué forma se ha de purificar el mundo y Mi Iglesia. Estoy dando muchas oportunidades y voy a arrancar de raíz toda hierba mala y preparar un renacimiento milagroso para el Triunfo de Mi Misericordia, prestad atención que Dios Padre va a enviar dos castigos muy grandes, uno en forma de guerra, revoluciones y peligros y otro enviado por el Cielo. ¡Vendrá sobre la Tierra una oscuridad intensa que durará tres días y tres noches nada será visible, el aire se volverá pestilente y nocivo y, causará daño no exclusivamente a los enemigos de la religión, durante los tres días enteros de tinieblas la luz artificial será imposible, los fieles deberán permanecer en sus casas rezando el Santo Rosario y pidiendo a Dios Misericordia, todos Mis enemigos, visibles y desconocidos, perecerán en toda la Tierra durante esta oscuridad universal con excepción de algunos que se conviertan!” Nuestro Señor Jesucristo en El Escorial, España Diciembre de 1981.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
16º Misterio
Por el Misterio de la Resurrección, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Mi Hija en breve vendrán los días tremendos, la catástrofe caerá como un rayo sobre la Tierra en un mañana cuando entonces la claridad del día cederá lugar a la más oscura noche Mi Divino Hijo vendrá sobre relámpagos y truenos, quedarán como alucinados por verse en la más tenebrosa oscuridad, muchos morirán de miedo y desespero, aquellos que pelearon por Mis almas recibirán la Gracia de Mi Divino Hijo, mas a Su grito muchos quedarán como pasto seco, que quemará en campo abierto, los malvados serán arrojados y despedazados en la tierra, para que los restantes puedan comenzar de nuevo cuando la luz del día vuelva a iluminar la Tierra, todos deben agradecer a la Santísima Trinidad la gran protección recibida, pero, Mi hija la destrucción será enorme, rezad y expiad sed celosos, vivid en mortificación, perder o ganar, Dios o el adversario, los hombres corren célebres por las veredas del infierno con todos los placeres mundanos. ¡Oh! Hombres sin Dios son tan pocos los que se previenen para la inaudita transformación que en breve tendrán que soportar. ¡Oración, oración es el deseo de Mi parte!” María Santísima en Erechim RS Brasil en 1957.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
17º Misterio
Por el Misterio de la Ascensión, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Penitencia, penitencia, penitencia el mundo tendrá que beber la taza de la cólera Divina hasta el fin, penitencia y oración!” María Santísima, Alemania en 1940.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
18º Misterio
Por el Misterio de la Venida del Espíritu Santo, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Hijo Yo doy prontamente Mi Amor al alma, desde que ella Me invoque y Me desee sinceramente, en contrapartida espero del alma un SI pronto y pleno, sin reservas y sin demoras, muchas almas demoran en darMe su SI por estar muy apegadas a sí mismas y a sus intereses, el amor verdadero no se demora porque simplemente no soporta eso y no puede hacerlo. ¡Hijo sé Mi eco, sé Mi reflejo, Paz!” Divino Espíritu Santo en las Apariciones de Jacareí, Enero de 2007.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
19º Misterio
Por el Misterio de Vuestra Asunción al Cielo, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“Un día por medio del Rosario y del Escapulario salvaré el mundo!” Nuestra Señor en Francia, Setiembre de 1942.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
20º Misterio
Por el Misterio de Vuestra Coronación en el Cielo como Reina de todo el Universo, ¡Virgen del Sacratísimo Rosario bendita seáis!
“La Virgen es la respiración de los verdaderos católicos, pues como el cuerpo no puede vivir sin respirar tampoco puede el alma sin recurrir y encomendarse a María que es el medio seguro de conservar la vida de la Gracia en nosotros. Ay de aquellos que desprecian la Luz de este Sol, esto es, la Devoción a María, cuando en un alma ya no resplandece esa Luz, quedará ella siendo antro de todos los pecados y de todos los demonios.” San Bernardo.
1 Padre Nuestro y 50 Ave Marías, al final: Gloria y las 4 oraciones siguientes a ésta.
Salve
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